Termina marzo. Probablemente uno de los meses más complejos e intensos del año.
Muchas actividades comienzan, agendas se nutren de diversas actividades y percibimos el estrés en nuestros cuerpos y pensamientos.
Pero el estrés no es propiedad del mes de marzo, sino que es un estado común o una respuesta frecuente a la vida acelerada y la modernidad líquida que describió el filósofo polaco Zygmunt Bauman hace al menos 20 años. Una sociedad en un estado volátil, de relaciones frágiles y cambios vertiginosos.
En este cotexto el stress viene a ser una respuesta fisiológica a las demandas externas, activa una serie de sistemas en nuestro cuerpo y libera hormonas al torrente sanguíneo dentro de las cuales se encuentra la adrenalina y el cortisol. Este último cumple una función importante pero en dosis controladas. De hecho, no estamos diseñados para sostener este químico por largos periodos de tiempo. Cuando esto ocurre, la posibilidad de desarrollar enfermedades autoinmunes e inflamatorias aumenta. Sin antes hablar de los cambios en los estados de ánimo e irritabilidad que trae el sostener un alto grado de stress en el cuerpo.
¿Pero es posible vivir, en la sociedad que vivimos, sin estrés? ¿Es posible que ningún estímulo externo o interno nos afecte de forma negativa?
Suena casi imposible. No?
Tendríamos que cambiar la sociedad actual (un tarea quijotesca) o bien transformarnos en ermitaños fuera del sistema para evitar la influencia del stress sobre nosotros. O quizás, decidir enfrentar los momentos estresantes con otra perspectiva.
Entonces ¿cómo podemos relacionarnos con los factores que nos estresan?
Comparto dos amables invitaciones:
- OBSERVA qué te estresa (situaciones; momentos, personas; fechas, etc). Deténte unos minutos a mirar tu vida y observar con atención qué te genera disturbio interno. ¿Hay algo de ésta lista que está en tu círculo de influencia? Si la respuesta es sí, entonces… ¿qué harás? Si la respuesta es no, sácalo de tu foco!
- BLÍNDATE del stress con actividades que te regalen emociones positivas. El cuerpo es una máquina perfecta que posee su propia manera de compensar el estrés.
– Desarrolla actividad física, muévete! Sea este movimiento un ejercicio aeróbico o de baile, generará endorfinas, uno de los químicos del bienestar.
– Pasa tiempo con tus afectos, regala presencia. Más presencia y atención cuando estamos con familia o amigos activará la oxitocina, hormona del abrazo y de los vínculos y equilibrará los momentos de tensión propios de la vida actual.
– Grábate este secuencia de respiración: 8.7.6. Respira en 8 tiempos, retén el aire en 7 y exhala en 6 tiempos. Repite este ejercicio unas 5 veces durante tu día y te observarás más templado en momentos de desafío, una consecuencia de la serotonina, químico del cuerpo que anuncia bienestar y paz.
Movimiento, vínculos sanos y respiración. En ocasiones debemos volver a lo básico. 3 actividades simples pero poderosas para trabajar nuestro bienestar desde dentro y enfrentar los desafíos que vienen desde fuera.
En palabras de Arthur Rimbaud
Sensación
En las azules tardes de verano, deambularé por los senderos
herido por el trigo, pisando la fina hierba:
soñador, sentiré el frescor en mis pies,
dejando que el viento acaricie mi desnuda cabeza.
Enmudeceré y mis pensamientos se desvanecerán,
pero el infinito amor permanecerá en mi alma,
e iré lejos, muy lejos, bohemio y pensativo
por la naturaleza – dichoso como una dama.
Arthur Rimbaud.